Ya era hora que alguien tan estúpido como yo se dedicara a dar consejos y sobretodo a desmitificar muchas cosas que se piensan sobre el cortejo y este extraño mundo en el que cualquier persona que haya leído este blog alguna vez ha estado metido. Es muy complicado generalizar en algo que al final acaba siendo diferente cada vez y para cada persona, pero tras haber vivido, escuchado e incluso leído a otras personas como documentación para este texto me veo capacitado para dar lo que yo creo que es una muy pequeña guía sobre las cómunes situaciones y dudas que alguien se puede encontrar desde el momento que ve a una persona y llama su atención hasta el hipotético caso de acabar siendo unos viejecitos sentados en su porche uno al lado del otro viendo el otoño de Louisiana.
-La elección: Antes de empezar a ir detrás de una persona debemos plantearnos qué es lo que queremos. Es bastante importante saber eso e intentar aferrarnos a lo que queremos lo más estrictamente posible. Para este punto son importantes varias cosas, saber que podemos dar para saber que podemos recibir. Claro que podemos ser muy exigentes y querer una persona con una personalidad deslumbrante, un físico esculpido por los dioses e incluso unos bienes materiales dignos de Carlos Slim; el desear forma parte de nosotros, pero tenemos que ser conscientes de que si exigimos mucho podemos a fracasar incluso antes de comenzar. Por otro lado el listón no debería ser tampoco bajo, un listón bajo siempre es peor que uno un poco alto. Y tras esto decir que las exigencias a pesar de ser obligatorias no deben de ser inmodificables, las personas evolucionan y con ellas sus gustos, siempre hay que estar abierto a la evolución y más cuando se habla de algo tan carente de lógica como el mundo sentimental. No dejes de ser fiel a ti mismo.
-Actitud y aptitudes: El primer encuentro se resume en estas dos palabras. Las aptitudes es el punto más complicado de manejar, ya que depende más de los gustos y exigencias de la otra persona que de uno mismo. La apariencia física, la forma de vestir, la forma de gesticular o de interactuar con la persona son las claves durante los cinco primeros minutos de conexión con la persona a la que quieras acercarte y podrías estar en tu esplendor físico y con tus mejores galas y fracasar, en este caso yo creo que deberíamos mantener una estabilidad. Intentar mostrarnos siempre con la misma intensidad, creciendo y disminuyendo en ocasiones mas bien contadas. Con relación a la actitud, ahí está un punto muy importante donde entra en juego nuestro estado de ánimo y nuestra capacidad de ser receptivos a lo que pueda venir en todo momento. A todo el mundo le va a llegar ese momento, pero si no estás predispuesto a que empiece está claro que lo único que tendrás es una bola de lamentaciones que aumentará sus dimensiones y sus efectos negativos con el tiempo. Hay que ser receptivos, nuestros gustos evolucionan y un "no" hoy no tiene que ser un "vaya cagada más grande" mañana. Cinco minutos suelen bastar para crear una impresión bastante clara de que va a suceder en un periodo corto de tiempo con esa persona, pero creo que la gran mayoría de las personas se merecen más de cinco minutos.
-El día a día: Después de conocer o de haber empezado a flirtear con la otra persona es importante ser uno mismo a no ser que quieras actuar o ser otra persona lo que podría llegar a ser el resto de tu vida. Si le gusta lo que hay será una buena noticia, por el contrario si en el proceso de conocer a la persona encontraís diferencias irreconciliables lo mejor es que los caminos se dividan, una retirada a tiempo permitirá quedarse con lo bueno cuando el tiempo haya pasado. Con el día a día vendrán las diferencias, las que se pueden definir como nimieces, las tolerables, las molestas y las imposibles de soportar; ahí entra nuestro amor propio en juego para ver si seguimos dándole la espalda a una espada que se sigue afilando cerca de nuestra espalda o somos capaces de frenar un problema que con el tiempo no se desvanece. Y un flirteo o una relación no deja de ser una senda que nosotros mismos podemos manejar lo complicada que se puede poner.
-El "te quiero": Se ha repetido hasta la saciedad de que son las dos palabras más prostituidas de la historia y realmente se quedan corto. Llegar a ese momento tiene que ser algo natural, espontaneo, que no se busca y que la fuerza del momento nos invite a definir lo indefinible con el peor sistema que hay, las palabras. Uno de los mayores errores que se puede cometer es precipitarse al decir "te quiero", desde el primero hasta el último, incluso hasta el último "te odio" debería salir desde lo más profundo de la incoherencia, debería ser la sangre que brota de la herida de los sentimientos y ya sea por querer conseguir beneficios con esa persona o por un acto social de quedar bien nos apresuramos a describir algo que todavía no sabemos ni que es. El día que lo sepamos y las palabras broten llegará no hagamos un invernadero de sentimientos. Y lo más importante, nunca es tarde para un "te quiero".
-Vivir: Y al final esto es lo más importante. Si la relación va bien, disfrútala y si va mal o no tienes ninguna, vive. Vive tu vida, no te lamentes de tus errores y no te alimentes de los fracasos ajenos, sé feliz por lo que eres. Ese es el camino más díficil que se puede emprender, el de llegar a decirse "me quiero".
Ahora es cuando vienen las críticas de todo tipo, pero esto no pretende enseñar a nadie. Con esto muestro mi experiencia ( cosa que creo que es la cosa más negativa en este tipo de situaciones ) y lo que he observado durante mi corta vida. Pretende entretener y sacar alguna sonrisa si acaso e intentar que los cinco minutos que has perdido hayan servido de algo.