lunes, 30 de septiembre de 2024

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                             Primavera del año 2088. Base militar de Postdam. Al atardecer. Tras diez años en de batallas al este y al oeste la alianza entre Europa y Rusia ha vencido gracias a los modificados la primera guerra mundial tras la deshabilitación de las armas de destrucción masiva. Los primeros en caer fueron los gobiernos de Asia y Oceanía que en el año 2083 entregaban sus puestos de mando a los líderes de Rusia tras ser avasallados por modificados de primera generación. América ofreció mayor resistencia pero en 2087 apenas quedaban unos pocos territorios sin ser ocupados por tropas europeas. Mientras los derrotados intentaban resistir, la alianza del viejo mundo siguió avanzando en sus investigaciones y llegaron dos nuevos tipos de modificados: los modificados de tercera generación que no enfermaban y no envejecían y que se convirtieron en la ofrenda perfecta para los poderes económicos de los territorios conquistados y los tecnomodificados, equipados con un exoesqueleto que les otorga mayor velocidad y fuerza, un microordenador implantado en el córtex cerebral y nanotecnología en el brazo derecho que permitía a los soldados convertir su brazo en una espada o un arma que lanza unos proyectiles que queman y electrocuta al enemigo. Estos modificados equipados con tecnología se dedicaron principalmente a proteger los territorios eurorrusos y supusieron la última gran victoria de los científicos eurorrusos ya que todos podían llevar implantado el chip de control. En el invierno del año 2087 se firmó un nuevo tratado de paz mundial en una reunión que presidían los representantes tanto de Europa como de Rusia. En ella se acordaba otorgar el control de ciertos territorios e infraestructuras a los gobiernos de Europa y Rusia. Como compensación, se les aplicará a ciertas figuras importantes de los territorios conquistados modificaciones de tercera generación. Todas las partes parecían contentas del fin de la guerra. Una guerra en la que el modificado J-5127 se labró una gran reputación siendo fundamental en gran parte de las victorias de su bando. Su tropa se encontró victoriosa en tantas ocasiones que muchos modificados querían formar parte de él. J-7 fue renombrado como "La muerte que no ves" por los otros soldados por todas las bajas que causó en el ejercito enemigo. De la firma del contrato habían pasado meses y tanto el líder del equipo de asalto como su amigo J-7215 el líder del equipo equipo de transporte se encontraban en Postdam, en uno de los barracones para modificados. Sentados en el techo contemplaban como se iba poniendo el sol el día antes de que les llevasen a Berlín para la celebración de sus victorias. Una celebración donde irían todos los modificados que se encontraban en ese instante en Postdam y que recibirían medallas al mérito en combate. Los amigos habían sobrevivido a diez años en territorio enemigo y además habían resultado victoriosos.


-Todavía no me creo que se haya acabado. Ya cuento las horas para volver a la vida normal, ¿qué hará cuando esto acabe "La muerte que no ves"?

-Sabes que no me gusta ese nombre. ¿Qué haré? Es una buena pregunta, después de todo lo que hemos pasado no creo que mi familia me reconozca. Pero si algo sí que quiero es dejar atrás esta vida y en especial al sobrenombre de "La muerte que no ves".

-¿Te acuerdas de hace diez años? Nuestra primera misión. Aquel día te cobraste tu primera vida y por primera vez cantaste "It's raining men". Yo he sido el que ha visto todo desde fuera, llevando los refuerzos y trasladando a los heridos. Aunque lo tengo desde el primer día mi cuchillo no ha tocado carne humana. ¿Qué se siente? - J-7 miró al cielo y suspiró.

-¿Sabes la sensación de libertad de saltar? ¿Ese momento donde no estás en ninguna parte justo antes de aparecer en el lugar del salto? Durante un instante no estamos en ninguna parte. Aquel día eso cambió para mi, con cada cadáver ese espacio que antes estaba vacío ahora se sentía ocupado. Como si todas esas personas me persiguieran y fuera ese lugar y ese momento donde están a punto de alcanzarme. Ese peso, esa sensación me persigue desde aquel día. Y escuchándote pienso en que me gustaría poder salvar o que mi cuchillo no hubiera tocado carne humana. - El modificado se tapó la cara con ambas manos. Decir por primera vez esas palabras en alto era liberador y doloroso. - Si vuelvo a casa... ¿Me verán a mi o a ¨La muerte que no ves"?

-Parece que la respuesta está clara amigo. - J-5127 se descubrió la cara y miró a su amigo deseando que resolviera la respuesta a todos sus miedos. - Cuando todo esto termine podemos ayudar a la gente, al final este don que tenemos sirve para muchas cosas, te puedo entrenar para que te manejes mejor en el transporte de cargas. Podemos hacer mucho bien, la guerra de esta gente no tiene que definirnos. - Pasó el brazo por encima del hombro de su amigo y compañero. - No debiste guardarte todo esto para ti durante tanto tiempo.


Los compañeros pasaron un rato más hablando de su futuro mientras el la noche caía. Tras eso se despidieron y de un salto cada uno se fue a su cuarto. J-5127 dormía sin apenas ropa pero con su cuchillo de combate. Era un hábito que adquirió durante la guerra y le había dado bastantes alegrías. El modificado se tumbó en su catre y no tardó ni un minuto en quedarse dormido. Su último pensamiento fue la esperanza del mañana que había estado dibujando en el techo del barracón. Durante un rato soñó. Era un sueño plácido. Un sueño que se vio interrumpido por una voz. Una voz que le sonaba de algo. Le llamaba capitán y le decía que estaba en peligro, que habían escapado y que iban a por ellos. Repetía una palabra todo el rato: traición. J-7 no entendía nada y antes de que pudiera entenderlo esa voz le gritó "¡Despierta!" y el soldado despertó asustado como en una pesadilla. Se sintió idiota por asustarse por una simple pesadilla. Y escuchó un ruido que provenía de fuera del barracón. Saltó hasta el techo del mismo y en medio de la oscuridad había llamas. ¿Les estaban atacando? No se podía ver nada en medio de la noche y pensó en su amigo. Saltó directo a su cuarto, todavía dormía. Lo despertó tapando su boca para que no hiciese ningún ruido que pudiese advertir a los posibles enemigos. Le susurró que podía estar atacándoles que sacase a todos los que pudiese de aquí y los dirigiera al monte. Bobby le quería decir algo pero J-7 saltó antes de que pudiese decir nada. El líder del escuadrón de asalto en su cuarto se colocó sus ropas de combate, le camuflarían en la noche. Decidió salir caminando por su propio pie del barracón, quizás los enemigos esperaban a un saltador. Mientras caminaba vio a J-7215 indicando a sus compañeros las órdenes, algunos se pensaban que era una especie de broma pero aun así obedecían sin rechistar. "La muerte que no ves" tendrá una última misión pensó J-7 mientras abría la puerta con calma. Al salir se encontró a uno de sus hombres herido en el suelo, se acercó para comprobar su estado. Muerto. Le rompieron el cuello. Miró a su alrededor y no parecía haber nadie capaz de eso. Se movió en círculos intentando poder descubrir al culpable. Al poco apareció ante él uno de sus escoltas, un tecnomodificado que hacía de guardián del barracón hasta que mañana vinieran a recogerlos. Parecía estar intacto, le iba a preguntar si sabía que estaba pasando pero el guardián le apuntó con su brazo derecho transformado en cañón. Lo entendió todo. Traición. Se quedó congelado. Con el disparo sintió como algo lo golpeaba y cayó de espaldas al suelo. Le dolía menos de lo que se esperaba y al abrir los ojos lo comprendió. Sobre él estaba el cuerpo de su amigo que había bloqueado el impacto. Estaba muy malherido, todo el torso quemado y sangraba por la boca, nariz y uno de sus oídos. Se estaba muriendo. Su amigo se estaba muriendo. Lo abrazó y saltó con él al bosque al otro lado del río y se encontraban la mayoría de sus hombres. Volvió a mirar sus heridas y la furia invadió su cuerpo. Venganza. Colocó a su amigo con delicadeza sobre el césped. Se levantó pensando en las órdenes y el plan para devolver este ataque. Algo tiró de su pantalón. Era Bobby que apenas podía respirar.


-No vayas. La mayoría hemos escapado. - Tosió y la mano con la que se tapaba la boca se llenó de sangre. - Por favor, siéntate a mi lado. - J-5127 tuvo que tragarse toda su rabia para acceder a la petición de su amigo pero no quería negarle su última voluntad y se sentó. J-7215 sacó de su espalda la funda de su cuchillo de combate con el cuchillo y la colocó sobre el regazo de su compañero. - Ya no tienes que seguir siendo "La muerte que no ves". Este cuchillo se ha usado para salvar... Para salvar a personas. Ahora es tuyo, puedes salvar a los nuestros. Al resto. A los que queden por ahí. No tienes que volver a matar, ese espacio que se llenó de tus víctimas vacíalo con cada persona a la que salves. ¿Te acuerdas de nuestra primera misión? Aquel día me dejaste una deuda de vida contigo, ahora estamos en paz.


El capitán del equipo de asalto no fue capaz de responder a las últimas palabras de su amigo. El olor a carne quemada sería insoportable pero no parecía nada al lado del dolor que sentía por la pérdida. El resto de los hombres permanecían en silencio cabizbajos. Se había ido un gran hombre. J-7 solo podía mirar el cuchillo que había heredado. Alguien pensaba que podía ser algo más. Distinto. Y ahora ya no estaba. Aquellos por los que lucharon les habían traicionado. Un grito desgarró la noche en medio del bosque de Postdam. Unas lágrimas se derramaron sobre un cuerpo inerte. El soldado se odió por creer que la guerra había acabado cuando en realidad acababa de comenzar.

miércoles, 18 de septiembre de 2024

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                             Nadie pensó que terminar con lo que parecía ser el fin de la humanidad sería el verdadero final para la humanidad tal y como la conocemos. En el año 2063 y tras la escalada de represalias entre las distintas potencias militares mundiales se llegó a un tratado internacional nunca visto. Dos años más tarde todas las naciones del mundo habían desarmado todo el armamento nuclear y cualquier tipo de misil que pudiera suponer el inicio de una escalada de destrucción que erradicara la humanidad. ¿Significaba eso el fin de las guerras del mundo? Por supuesto que no. Mientras el tratado firmado en Nueva York se desarrollaba las distintas potencias militares desarrollaban alianzas y nuevas estrategias. Al mismo tiempo que sobre la mesa había un tratado que supondría el fin de las guerras en el mundo, bajo la misma cada territorio se desarrollaba de cara a ganar la que parecía una tercera guerra mundial en ciernes. 

En América se produjo una alianza sin precedentes entre el norte, el centro y el sur. El desarrollo de entrenamientos militares y armas de fuego fue el foco central de sus preparativos. Rifles de francotirador con un alcance mayor que cambió la mirilla por radares y soldados mejor entrenados. No tenían misiles pero tenían una bala para cada uno de sus enemigos. Crearon el conocido muro americano en las costas que rodean el continente. Asaltar el continente por mar o aire a una distancia identificable por radar haría que una lluvia de balas arruinara tu viaje no aprobado por el gobierno continental. Cada rifle era capaz de perforar un avión de combate a su alcance o convertir en carne picada a un humano.

Asia y Oceanía pensaron que la cantidad es más importante que la calidad y siguiendo los pasos de uno de los países más controvertidos de la alianza como era Corea del Norte convirtieron a todos los ciudadanos en posibles soldados. Entrenamiento militar obligatorio para toda la población. Mujeres y hombres por igual convertidos en armas al servicio de la asociación gubernamental a partir de los 16 años. La propaganda militarista avivó el fervor popular y el patriotismo. Cada territorio de Asia y Oceanía se sintieron protegidos ante la llamada revolución patriótica.

Mientras sus rivales tomaban estrategias defensivas Europa firmó un armisticio con Rusia que llevó a ambos territorios a formar uno solo. Esta unión trajo consigo una gran revolución militar. Ambas potencias decidieron recuperar la investigación con humanos iniciada en la Segunda Guerra Mundial y con ella cambiar el rumbo de como se producirían las guerras en el futuro. De estas investigaciones en conjunto llegaron "los modificados", humanos alterados genéticamente para tener capacidades superiores. Fue el gran movimiento militar del siglo XXI. En el año 2095 la primera generación de modificados asimiló bajo conquista militar el continente africano que había permanecido neutral a los movimientos militares del resto del mundo. Esta primera generación de supersoldados tenían un físico imponente, su piel era resistente a las armas tradicionales, su fuerza era capaz de derribar vehículos con facilidad y aunque sus capacidades cognitivas se veían algo mermadas su manejo de armas de fuego era suficiente para convertirse en el martillo con el que Europa y Rusia golpearon por primera vez. Pero la alianza sabía que necesitaría otro tipo de soldados para sus otros dos rivales, si con África había bastado un martillo para los siguientes necesitarían un escalpelo. África fue fundamental para ello, además de los soldados voluntarios europeos o rusos, se sometían a experimentos a la población del continente africano. Y si a la primera generación se les llamaron los Berserkers por su violencia en combate, la segunda generación trajo consigo cinco tipos de nuevos soldados: los ferales humanos con los sentidos mejorados y con una fuerza y velocidad superior a la de un humano normal; los mentalistas capaces de leer la mente de toda persona a su alrededor, hablarte a través del pensamiento y que en unión se convierten en radares humanos con un radio de alcance superior al del electrónico; los cambiantes que al contacto con cualquier cosa orgánica son capaces de adquirir su aspecto y sus capacidades; los saltadores con una capacidad de teletransporte y los explosivos que eran humanos con la capacidad de convertir su cuerpo en una bomba. Para someter a esos soldados esclavos también se crearon los "chips de control", un implante cibernético en la nuca del sujeto que servían para someterlo a los designios de su superior más cercano. Se construyeron cinco torres de emisión en cinco puntos del territorio europeo que mantenía en funcionamiento la estructura de esta tecnología de control a lo largo de todo el planeta. Esta tecnología se aplicó en aquellos soldados que se consideraron poco colaborativos con la causa eurorrusa. 

Verano del año 2078. Base militar de Lisboa. Al amanecer. Allí un alto mando militar observaba con detenimiento a dos tropas de modificados del tipo saltador. Tras el éxito de la primera generación de modificados en la conquista del continente asiático, era el momento poner a prueba la nueva fuerza militar de la alianza entre Europa y Rusia. Si la primera generación era un ariete que derribaba las defensas enemigas, la segunda estaba considerada un bisturí para misiones más complicadas. El militar de más rango escrutaba a los dos pelotones, cada líder de pelotón estaba al frente nerviosos ante la que sería su primera misión militar. Hoy se internarían en territorio americano para engrosar las conquistas de la alianza eurorrusa también al otro lado del océano Atlántico. 


-Capitán del equipo de asalto J-5127, usted y su pelotón han sido entrenados para esta misión. Conocen los peligros que tiene y como resolverlos con facilidad. Hoy llevarán la primera victoria a territorio americano a nuestra gran alianza continental. En breves saldrán de aquí en formación y realizarán sus saltos espaciales dirección la base militar de Florida. Allí nuestros cambiantes infiltrados deberían haber neutralizado a los dos francotiradores encargados de proteger ese territorio pero en caso de que su misión falle deberán realizar sus saltos de manera no lineal para evitar las posibles represalias defensivas del enemigo. Cuando alcancen allí su equipo como han practicado se dividirá para tomar la base enemiga y en caso de ser posible conseguir al menos un rehén al que se le pueda extraer información. Esta misión tiene que realizarse lo más rápido posible evitando así que el enemigo se pueda poner en contacto con sus aliados. Alrededor de una hora más tarde, el equipo de transporte llegará con los mentalistas y los ferales para mantener el territorio protegido. Capitán del equipo de transporte J-7215 en media hora llegarán el resto de hombres que tendrán que transportar en su misión. Es importante que en cuanto establezcan la base se organicen bien los turnos de los mentalistas para que se tengan controladas las posibles represalias enemigas. Tienen todos ustedes una misión y han recibido el entrenamiento y las herramientas para completarlo, solo el éxito será permitido. Su suerte será la de nuestra gran alianza. Prepárense.


J-5127 miró a su compañero J-7215 buscando su complicidad y la encontró. Desde el inicio del entrenamiento como saltadores la casualidad de que su código numérico fuera el mismo pero inverso les hizo acercarse en el que era el inicio de una gran amistad. Ambos habían logrado medrar dentro de las tropas de saltadores por sus grandes dotes. Mientras que J-5127 era veloz y era alcanzar desplazamientos espaciales de hasta quinientos metros de distancia, su compañero J-7215 era capaz de desplazar la mayor cantidad de carga en largas distancias. Ambos decidieron al llegar al puesto de capitán no utilizar los nombres que le habían asignado los altos cargos ni entre ellos ni con sus hombres y J-5127 decidió renombrarse como J-7 y J-7215 recuperar su nombre de su vida anterior y volver a ser Bobby. Esta sería su primera misión pero estaban convencidos que no sería la última. J-7 indicó a sus tropas que se colocasen en formación mientras Bobby les indicaba a los suyos que podían descansar hasta que llegase el resto de los refuerzos. J-7 respiró profundo e intentó serenar la excitación frente a la misión. Para él saltar ya era como caminar o respirar, un acto que ya realizaba de manera automática y que solo precisaba de mayor concentración cuando requería cierto grado de precisión. Había sido entrenado no solo en desplazamientos sino en combate utilizando su habilidad de teletransporte. Durante las pruebas con los primeros saltadores se comprobó que durante el salto el tiempo parecía plegarse para el desplazado en el espacio, este pliegue permitía que el saltador pudiese aplicar inercia al movimiento de su cuerpo en el lugar de aparición, hablando claro: un saltador podría golpear a sus rivales con mayor fuerza aprovechando la inercia generada por el propio desplazamiento espacial. Esto convertía a los saltadores en una especie de ninjas capaces de aparecer en un instante donde sus rivales y asestar un golpe letal.

Con una orden de J-7 el equipo de asalto desapareció de la base militar para adentrarse sobre el océano. El equipo de asalto se movía como por arte de magia, en un instante los tenías delante y en menos de lo que dura un parpadeo estaban a centenares de metros de distancia. Tras cada salto, J-7 comprueba que el equipo de asalto intente mantener la formación de la mejor manera posible. Iban equipados con un traje especial que se adaptaba a las distintas temperaturas para que no pasaran frío en el viaje transoceánico además de aportar camuflaje en la oscuridad de la noche y un cuchillo militar en su funda capaz de atravesar incluso kevlar aplicando la fuerza necesaria. Debido a la particularidad de sus capacidades no era necesario incorporar en el equipo una pistola u otro tipo de arma de fuego. El líder comprobó que ya habían alcanzado la parte del viaje donde podrían ser detectados por los francotiradores americanos. Esta parte del viaje era una mezcla entre fe en que los compañeros infiltrados en la base enemiga que en caso de fallar su misión tendrían que confiar en el teletransporte no directo y la suerte para no ser abatidos. Tras varios saltos no parecían estar siendo atacados y eso aumentó su confianza en la misión. En unos minutos llegarían al destino y allí empezaría la parte difícil pero él y sus hombres estaban preparados.

Cuando el equipo de asalto alcanzó territorio enemigo dos de sus miembros tomaron otro rumbo siguiendo el plan. Cada uno de los saltadores se desplazó dirección los búnkeres del francotirador, allí deberían encontrarse a un cambiante que debería tener apresado al tirador enemigo. Los nueve modificados restantes se desplazaron a la suficiente altura para no ser vistos hacia la base enemiga. Desde los cielos J-7 comprobó que había dos vigilantes en la entrada e indicó a dos miembros del equipo que los finiquitaran. Ambos saltaron en dirección a sus enemigos y rasgaron sus cuellos desde atrás mientras les tapaban la boca para que no pudieran avisar al resto de la base. Ya reunidos de nuevo en la entrada el líder del pelotón mantuvo a uno de sus tropas en el exterior vigilando desde las alturas por si ocurría algo o se aproximaba alguien, en caso de que eso pasara tendría que eliminarlo. Los otros ocho hombres entraron en la base y con sigilo se fueron dividiendo por sus pasillos conocedores de la misión que tenían. J-5127 tenía que ir a la sala de comunicaciones, era la parte del plan más delicada porque exigía mucha velocidad. Por el camino tuvo suerte y no se topó con ningún soldado enemigo. El ataque se planeó para la noche teniendo en cuenta que habría menos guardia. Llegó a la sala de comunicaciones y allí se encontraban tres enemigos. Antes de que lo percibieran en la sala saltó para alcanzar a uno de ellos y en cuanto lo agarró saltó lo máximo que pudo en dirección vertical, soltó al soldado y volvió a la sala donde se encontró a los dos enemigos preguntándose si se había ido su compañero al baño. En cuanto vieron a J-7 aparecer de la nada se pusieron en alerta pero no tuvieron tiempo a reaccionar porque el saltador había repetido la jugada que había hecho con el anterior. Para cuando volvió a la sala el soldado enemigo estaba de pie con su arma en la mano pero el modificado apareció en un pestañeo a sus espaldas y le colocó el cuchillo alrededor del cuello. El soldado soltó el arma. Fuera del edificio se empezó a escuchar ruido. "It's raining men" le dijo J-7 al oído a su rival mientras los compañeros de su rehén empezaban a caer alrededor del edificio en el que se encontraban. El hombre temblaba ante el poder del equipo de asalto. Uno de la tropa apareció para informar de que habían tomado la base sin problemas y sin bajas. J-7 le indicó que preparasen todo para cuando llegaran sus otros compañeros. Había que atar a los rehenes fuera para que el equipo de transporte se los lleve a la base de Lisboa y mantener en funcionamiento la base para que no sospechen de que ha sido tomada.

El equipo de transporte llegó según lo planeado. Cada uno de los saltadores llevaba una mochila con armas o herramientas que necesitarían para mantener la base y a dos modificados de distintas variedades. El líder del pelotón J-7215 transportaba a dos mentalistas. J-7 caminaba a recibirlo cuando pudo observar como uno de los rehenes se soltaba y corría hacia uno de los cadáveres de sus compañeros y recuperaba el arma apuntando a los recién llegados. J-7 por instinto saltó hasta su amigo y sacando fuerzas de donde no podía los transportó fuera de la dirección de la pistola enemiga. Otro desplazamiento espacial lo llevó a donde estaba su enemigo tras disparar al aire y aprovechando la inercia del salto lo desarmó de una patada. Mandó a sus hombres que lo atasen bien esta vez y sintió una punzada de dolor en su cabeza. Estaba sangrando por la nariz, él no estaba entrenado para el transporte y había sido demasiado esfuerzo. Caminó hasta su compañero que estaba comprobando que no se produjeron daños dentro de las filas del equipo de transporte.

-Bobby bienvenido. - Se chocaron las manos. - Me debes una por lo de antes, me va a doler la cabeza toda la semana. Vamos a poner este lugar en marcha. Primera victoria.