Las reuniones con los compañeros de universidad son siempre interesantes, nos meten a unos cuantos en el piso de estudiante de alguno, cada uno lleva bebida más que la proporciona el anfitrión y se habla con gente a la que apenas cruzarías una palabra si no hubiera necesidad de apuntes o bebida de por medio. Esa noche me había invitado un tipo que siempre me pedía apuntes con la excusa de que él era muy lento copiando y siempre se le quedaba por escribir lo importante. La invitación fue tentadora, me dijo que me reservaría algunas cervezas para mi por prestarle mis apuntes y que la gente que iba a ir era de confianza y habría buen ambiente. Y allí estaba yo, bebiendo y el tipo éste incordiando a cada momento agradeciéndome mi ayuda; iba borracho y no era de esos que divierten o tienen algo interesante que contar. Serían unas doce personas en ese salón de piso de estudiante, cinco hombres, el anfitrión, dos tipos que se presentaron como compañeros de piso del anfitrión, otro que a pesar de que no me sonaba su cara en teoría se sentaba cerca de mi en clase y yo. Siete mujeres nos acompañaban, tres de ellas me sonaban de verlas en alguna clase, siempre criticando y castigando mis oídos con sus molestos cuchicheos, otra era la novia de uno de los compañeros de piso y las otras tres amigas de esta última. La novia de uno de los compañeros de piso del anfitrión hablaba como si fuera la dueña del piso y ordenaba en todos como si sus deseos debieran ser órdenes. La noche continuaba y la bebida iba bajando en cantidad con el paso del tiempo, el anfitrión me presentó a una de las amigas de "La Reina del Piso" que parecía un poco borracha y según lo que me dijo mi estúpido compañero "algo interesada en ti".
Hablamos y bebimos, no recuerdo mucho de sus palabras ni de las mias, posiblemente hablamos de que estudiamos y de lo interesante que es, pero con el alcohol barato ya se sabe que te juega malas pasadas y realmente no recuerdo mucho de las palabras que intercambiabamos. "La Reina del Piso" se acercó a donde estábamos y le comentó a su amiga que si se encontraba mal que podía ponerle un colchón con unas mantas en el salón y que descansara, ella accedió y yo pregunté si lo podíamos compartir porque mi estado no era el mejor de todos, accedieron ambas.
Nos metimos con ropa y todo, ella tenía una larga melena morena, camiseta blanca de tirantes que dejaba ver gran parte de sus senos en un pronunciado escote y unos pantalones vaqueros ajustados rotos por delante mostrando los muslos y por detrás justo debajo de las nalgas. Yo llevaba una camiseta con alguna mancha de vino y cerveza y pantalones vaqueros. Allí estábamos en una cama improvisada en el salón de ese piso debajo de una manta mientras las amigas de mi acompañante a pocos metros charlaban sus amigas sobre un profesor que ni me sonaba el nombre.
Ahí me encontraba, bajo una manta con una mujer preciosa y ambos un poco borrachos, posiblemente el alcohol y el calor que hacía bajo esa manta hicieron efecto, pero una de mis manos empezó a acariciar sus nalgas, ella tardó en reaccionar, al principio intentó apartarme, pero apreté más fuerte y empecé a besar su cuello y ella accedió, sus manos empezaron a recorrer mi cuerpo. Yo estaba preparado y de pronto introduje una de mis manos por dentro de su camiseta buscando sus senos y la otra por dentro del pantalón para alcanzar las nalgas que anteriormente eran separadas por la tela del vaquero y su ropa interior. En ese momento su cuerpo sufrió como un bloqueo y la distancia que nos separaba parecía de kilómetros.
-No, no podemos... Están mis amigas aquí al lado. No podemos.- Puso sus manos en mi pecho como intentando crear una barrera protectora entre los dos.
-¿Por qué no? Ambos está claro que queremos, me parece una estupidez.- La besé, como si eso fuera la llave que me llevaría al paraíso que buscaba, pero ella no respondió con la pasión que esperaba y continué. -Nadie se tiene porque enterar, vamos.
-Pero... Pero...- Volví a besarla y esta vez me siguió y mis manos volvieron sin ningún tipo de oposición a donde hacía unos instantes fueron rechazados.
El juego se estaba volviendo peligroso, los movimientos tenían que ser sutiles, cada vez que alguno de los dos hacía un movimiento un poco brusco, ella reaccionaba separándose de mi durante un breve lapso de tiempo que se me hacía eterno y volvíamos a empezar. Quise llevar la situación un paso más adelante e intenté introducir mi mano entre sus piernas, al principio parecía que no iba a acceder pero las puertas al cielo femenino se abrieron, su boca parecía que en cualquier momento iba a negarme la entrada pero su cuerpo estaba deseoso de que llegara este momento. Parecía disfrutar, mis dedos estaban trabajando en ello y el alcohol hacía que el calor y el cansancio parecieran algo secundario y de pronto empecé a tener recompensa a mis esfuerzos, ella desabrochó el botón de mi pantalón e introdujo su mano dentro, manteniendo un ritmo similar al mio empezó a bombear. La situación empezaba a ser muy divertida y placentera y decidí que esto podría continuar a mejor.
-Quítate el pantalón.- - Susurré en su oído.
-¿Estás loco? ¿Quieres que nos pillen? Mis amigas están ahí al lado y podrían enterarse, además; ¿tienes...?
-La verdad esque no, pero te juro por lo que más quieras...
-No sigas, he dicho que no.
-Tú y yo sabemos que esto no puede quedar así.- Mis dedos trabajaron de una forma que pareció gustarle pero ella apartó mi mano y sacó la suya de mi pantalón y se giró dándome la espalda. En ese momento no sabía qué podría decir e hice lo que en ese momento necesitaba, introduje mi propia mano dentro del pantalón y empecé a masturbarme.
-¿Estás loco? ¿Qué haces? ¿Piensas manchar la manta de mi amiga? ¡Eres un cerdo!
-¿Qué quieres que haga? ¿Has pasado de Reina de Hielo a Reina del Puritanismo? Puede que tú quieras dejar esto así, pero yo tengo claro que no.- Continué a lo mio y en ese momento se giró e introdujo su mano en mi pantalón apartando la mia.
-Realmente sois todos unos cerdos, ni uno vale la pena.- Empezó a bombear y añadió.-¿Qué tenías pensado hacer cuando terminaras? Daís asco.- Continuó con lo suyo y añadió su otra mano a dentro de mi pantalón. La segunda mano estaba dentro pero no hacía nada. Bombeó y bombeó y terminé, lo entendí todo, usó la segunda mano para recojer mis desperdicios.- Realmente los tios sois lo peor.
Se levantó y se fue con eso en su mano directamente al baño del piso saludando por el camino a sus amigas y diciendo que ya se encontraba mejor. A la mañana siguiente no estaba durmiendo a mi lado y a mi solo me quedaba un buen dolor de cabeza fruto de las cervezas baratas de la noche anterior. No estoy seguro de si volvió a mi lado, antes de que volviera yo ya estaba dormido.
esa pava es la p*** ama! xddd
ResponderEliminarMe masturbé muchísimo leyendo esto, manché todo el teclado y la pantalla, luego salí desnudo a la calle porque la exitación nublaba mi buen juicio y pasé la noche en prisión, siendo violado por el policía a cargo.
ResponderEliminarValió la pena.