Separé el cigarrillo de mis labios. ¿Qué cojones hacía fumando? No se fumar, me atraganto con cada calada y lo peor de todo: Odio el tabaco, odio el humo y odio el decoloramiento de dientes y dedos que te proboca fumar. El alcohol y la vida me idiotizan hasta el punto de estar fumando sin ningún motivo. ¿Hacen falta motivos para fumar? Miro el cigarro que tengo entre mis dedos y asqueado lo tiro al suelo del bar. Me bajo del taburete y lo apago pisándolo. El alcohol me está volviendo idiota, me despido de mis ensoñaciones y vuelvo a concentrar en mi entorno. Allí seguía la cerveza y mis dos acompañantes. Saúl y Bárbara, ¡qué pareja tan adorable! Buena gente, no te hacen sentir en ningún momento el tercero en discordia a pesar de que yo lo estaba siendo. Ellos apenas bebían y por eso yo solo iba con cervezas esta noche mientras conversábamos sobre lo acontecido durante la semana.
Se nos hizo tarde hablando y decidimos levantar campamento. Llevaba una buena cantidad de cervezas y me notaba ciertamente aturdido, no como para cojer otro cigarrillo del camarero, pero lo suficiente como para pensar con mayor lentitud. Decidí caminar un poco del camino de vuelta con la parejita para que se me despejara la mente. Una tranquila noche de viernes, era la buena vida. Ellos no parecían nada incómodos ante mi presencia y mis historietas que se renuevan cada semana. Suena mi teléfono.
-¿Quién es?
-¿Me vienes a buscar?-Era la voz de una mujer y la reconocí al instante, Lorena.
-¿Sabes la hora qué es?
-¿Me vienes a buscar? Te lo pido por favor.
-¿Dónde estás?-Ya sabía la respuesta, se escuchaba la música de fondo y posiblemente estuviera en la zona de las discotecas, no demasiado lejos, pero lo suficiente como para que se me quitaran las pocas ganas que tenía de verla.
-Ya sabes donde estoy. Ven a buscarme.
-Creo que no, me voy a mi jodida casa.
-¡Espera! ¡Espera! ¡No cuelgues!-Colgué. Estaba cansado de ella y de su juego, nunca me gustó, pero cuanto mayor parecía mi desprecio más su interés en conseguirme. Soy un débil y más con las mujeres y en ocasiones le daba una pequeña concesión. En cierto modo me doy asco por mi comportamiento. Vuelve a sonar el teléfono, es de nuevo ella, cuelgo. Se repite la llamada y cojo.-¿Dónde estás tú?
-De camino a mi casa.
-Estoy con tacones... Por favor...
-Creo que me iré a dormir.
-Te voy a buscar, espérame.
-Te espero en diez minutos en donde nos conocímos.
-Gracias.-Colgué. Mis amigos estuvieron observando el espectáculo anonadados. Conocían a a Lorena, sabían lo que había pero no llegaban a entender su resistencia a la hora de aguantarme. Bárbara iba a empezar con la arenga.
-Rober tio, la tratas fatal. No es gran cosa, pero no se si te has pasado de gilipollas o con la bebida.
-Su voz me taladra el cerebro, no tengo ganas de escucharla y todas las noches que bebe tengo que soportar sus mamonadas, ¡qué se busque un novio!-Me estaba calentando y ellos no tenían la culpa, les miré intentando dibujar una sonrisa de confianza en mi cara.-Lo siento, esto no va con vosotros, voy a terminar esto de una vez. Cuidaos.-Nos despedimos con un abrazo y Bárbara acompañó el beso de despedida con una advertencia de que me portara bien.-¿Cuándo he sido yo malo?
Caminé hasta el lugar donde había acordado el encuentro. Tenía dos cosas importantes a mi favor, me quedaba de camino a casa y hay sitios donde sentarse. Llegué dos minutos antes y me senté en uno de los bancos iluminados, para que me viera con claridad. ¿Qué estaba haciendo? No quiero estar ahí, tenía que estar con mis amigos o durmiendo en mi casa. Antes de que pudiera levantarme e irme allí estaba ella, venía acelerada, no le había dado demasiado tiempo y no tenía mucho estilo con los tacones. Se sentó a mi lado, intentó besarme pero solo consiguió un beso en la mejilla. Le apestaba el aliento a ron.
-¿Qué te pasa? ¿No te gusto?
-Me iba a dormir.
-Estás muy borde.
-Amo el arte de dormir.
-¿Y a mi?
-Prefiero la cama.-Me cojió la cabeza con ambas manos y me besó. No podía escapar, pero tampoco iba a facilitarle nada, ella lo notó y se apartó.
-¿Te pasa algo?
-¿Qué es lo que quieres?
-Solo quería verte, no es tan complicado... Dame un besito.
-Estás borracha.
-Tú sabes a cerveza.
-Esto no tiene sentido, me voy.-Volvió a repetir la jugada del beso, pero esta vez sin la agresividad de la vez anterior. Con una dulzura inesperada. Bárbara me lo había dicho, tengo que dejar de ser tan cabrón, la besé. Ella se entregó por completa con el beso y yo me dejé llevar. De pronto, noté como alguien se sentaba sobre mi y empezaba a besarme el cuello, sobresaltado abrí un ojo. Era una mujer y bastante atractiva. No entendía nada.
-Robertito, Robertito. ¿Eres el famoso Robertito?
-¡Marta joder! ¡Déjalo en paz! Te dije que no vinieras.
-¿Qué pasa aquí?
-Es mi amiga Marta, está borracha y vino conmigo.-Ella seguía sentada en mi regazo, borracha y con una sonrisa juguetona. No estaba seguro de que realmente me deseara, pero yo la empecé a desear a ella. La besé ante la mirada atónita de Lorena. Fue un buen beso. Me separé y besé a Lorena, parecía dolida pero no se resistió.
-Chicas, me voy a dormir. Hasta la próxima.
Marta se incorporó y dejó que me levantara. Ambas no parecían creerse que me fuera a largar de verdad. Yo había tenido suficiente, no podía aguantar más. Ellas permanecieron mirándome sentadas desde el banco mientras me marchaba, ¿esperaban que fuera una broma? Continué caminando y me despedí agitando la mano sin mirar atrás. Esa noche dormí genial. No las volví a ver.
Lo que parecía un trío al final se quedo en un corte de mangas...jaja
ResponderEliminarPor qué le gusta tan poco Lorena?? No entiendo porque él la trata mal, por el olor a alcohol? pero si él también bebe!!. Bebe de nuevo o nunca lo dejo??
El personaje está tan a la deriva que aunque tome decisiones sólo parecen impulsos momentaneos. ya veremos si de verdad no la vuelve a ver...
HOMOSEXUAL, ROBERT ES UNA MARIQUITA
ResponderEliminarSigue pareciéndome patético que no se las haya llevado para un trío, seguramente es impotente. Sigue escribiendo sobre ésto y te mataré.