martes, 11 de octubre de 2011

Lo que nunca nos dijimos

       Lo siento, he perdido la batalla. Ahora mismo no entenderás nada, no entenderás el motivo de esta carta y tampoco el dinero que la acompaña. Me voy. Esta será la única despedida que te puede dar un cobarde como yo. Tranquila Sara, seguirás sin entender nada y un poco más alterada, pero todo tiene su explicación. Ahora mismo te veo en nuestra cama, con los primeros rayos de Sol golpeándote la mejilla y me dan ganas de quedarme, de un último beso; los perdedores no merecemos un último beso.

       Estoy sentado, mirándote tomando una cerveza que compré a escondidas. La última y la primera en casi dos años después de prometerte que solo tú serías mi único vicio. Me viene a la mente la noche que te conocí, estabas con unos amigos en común a los que intentaba impresionar con alguno de mis relatos o intentos de guiones y podía notar como tus dos ojos verdes no dejaban de mirarme con fascinación; aquella sonrisa pícara tuya y tu cabello, recuerdo como deseé acariciarlo. No entiendo como una chica perfecta como tú, de buena familia y mejor porvenir se pudo interesar en un fracasado como yo, a día de hoy no puedo parar de sorprenderme y agradecer que llegaras a mi vida y te quisieras quedar. Eres un ángel.

       Ahora mismo apenas encuentro las palabras con las que quiero describir todas las emociones que tengo dentro. La vergüenza de dejarte con tan poco; de haber sido tan poca cosa, una carga. No haber sido mejor hijo y haber podido tratar como se merecía a esa gran referencia de valores y cariño que ha sido mi madre. Me gustaría que estuvieras a su lado en estos momentos, ella te quiere y necesitará a alguien a su lado para superar otro quebradero de cabeza que le ha dado su primogénito. Las dos mujeres de mi vida, tan duro es desprenderme de vosotras...

       Siento que dejo tras de mi muchas cosas sin hacer, aquel viaje que te prometí, hacer que tus padres no cuestionaran nuestra relación, tantas promesas, tantos amigos, convertir a mi madre en abuela; pero todo esto me supera, el mundo me supera. Dejo tras de mi una larga lista de despedidas sin completar, un gran amor, otra gran mujer y la idea de que este mundo es para los valientes y los locos: no he podido ser ni lo uno ni lo otro.

Me despido como el hombre que te ha amado y que la vida le ha quedado grande y ahora se enfrenta ante la incertidumbre de la muerte. Te quiero.

2 comentarios:

  1. Si Cobain pudiera revivir, te violaría como un cerdo y luego te mataría, no sin antes follar por la boca a tu asqueroso cadáver.

    Me gustó la historia, floja, pero buena al fin.

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  2. Siento decirlo pero la historia fue un asco, una inmundicia, un patético intento de un pusilánime escritor mediocre, pero si te sirve de consuelo para tu alma atormentada, tengo un papel muy suave así que la imprimiré para limpiarme el culo, será el único lugar de mi cuerpo que esta basura podría llegar tocar, porque a mi corazón, ni con un marcapaso.

    P.D. Brian das asco, que te de por el culo Andrés.

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