Llegará el día en el que sabré que estás con otro y me rompa. Ese día elegiré que pongas cristales en mi desayuno a digerir todo esto. Y retiro todo lo que se refiera a "nosotros", porque no hay nada más triste que autoengañarse. Ahora que te vas, veo como desvaneces entre mis dedos como la arena y terminas hundiéndote en una duna de desconocidos sin que yo pueda hacer nada para impedirlo. No puedo hacer otra cosa que reprocharme todos los errores que contigo no he cometido.
Te deseo, pero eso no es suficiente. Demasiados recuerdos
se agolpan en mis ojos, sabemos que es mucho tiempo como para que no
duela pero he decidido cerrar la puerta entre nosotros, no soy capaz de
pedirte que la dejes así aunque crea que es lo correcto. Me voy con muchas cicatrices que espero llegar a recordar con una sonrisa y que el tiempo con mucha calma terminará borrando. Porque esto es un adiós, la despedida que ambos apostábamos durante años que no llegaría. Me despido sin grandes alardes, sin haber sido capaz de robar ese beso que nos debemos el uno al otro. Y sin olvidar la promesa, pero tu espalda ya no será el folio en blanco donde te escribiré nuestra historia, no sabes cuanto lo lamento. Echaré mucho de menos lo que más te agradezco que hayas compartido conmigo en todo este trayecto, las sonrisas. Ojalá ambos seamos muy felices.
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