lunes, 19 de diciembre de 2011

Mundo, tus pedos apestan

Quizás no os hayaís dado cuenta aún, pero cada mañana al despertar esta sensación se cuela en mis entrañas, no es cosa sólo del olfato, cada uno de mis sentidos clama a gritos esta sinestesia convertida en afirmación.

Estamos perdidos en la inmensidad de la vida, somos millones de almas chocando las unas contra las otras con la intención de no perder el tiempo, pero el tiempo es lo que más se escapa de nuestras manos. No aprobechamos ni uno de solo de los segundos que nos regalan en conocer a quienes nos rodean, de descubrir el sentido de las cosas, en vivir... Esta tragicomedia existencial se ve agrabada por las emociones, un pecado en nuestra sociedad. Se habla mucho de los sentimientos, pero los ocultamos, los negamos y poco a poco los matamos.

El amor se ha convertido en un dinosaurio, un ser gigante cuya fuerza es insuperable pero ya extinto. Carecemos del poder de amar, porque amar no es la locura emocional que todos creemos, amar es conocer y respetar y el ser humano no quiere conocer, la gente quiere encasillarse en un trabajo, en un grupo social o en una formación humana sin reconocer su propia individualidad. Esa carencia de personalidad nos está consumiendo día a día y moriremos desdichados por intentar conseguir un todo cuyo inicio se encuentra en nosotros mismos y que no logramos comprender.

Somos almas errantes, queremos encontrar nuestro rumbo, queremos un buen trabajo, queremos encontrar una persona que esté a nuestro lado, queremos buenos amigos y aproximarnos lo más posible a la vida de nuestros ídolos. ¿Por qué no queremos formarnos a nosotros mismos? ¿Por qué es tan difícil querer el YO por encima del TODO?

Pero tranquilos, vendrán días mejores, borracheras que nos harán sentir vivos y personas que convertirán una cama en nuestro propio Jardín del Edén durante una noche. De momento, abracemos con todas nuestras fuerzas cada momento de placer por vanal que sea, porque a día de hoy estamos encerrados en nuestra propia, como diría Celso Emilio Ferreiro; Longa Noite de Pedra.

1 comentario:

  1. Mierda, tantas verdades juntas a veces duelen un poquitín... solo faltaba que pusieras que el señor S se la come y ya está, era el escrito con la verdad absoluta.

    Ésta es de las mejores, te felicito.

    ResponderEliminar