Las luces se encienden,
las personas se marchan,
se caen las caretas
y mía es la culpa.
Siento gritarte,
no quiero dejarte solo,
soy responsable de mis errores
y mía es la culpa.
Me ves con lágrimas en los ojos,
te enfadas porque no mejoro,
es cierto que apenas hago nada
pero no quiero más culpa.
Me dormí esperando que llegase mañana
y no desperté por mis sueños de ayer.
Soy ejemplo de que el que no avanza no gana,
tan estancado que solo puedo perder.
Me convertí en la canción que no suena,
en el tren que a la estación no llega,
puede que necesite encontrar un rumbo
y no veo nada con tanta niebla.
Todas mis tiradas parecen ser cruz
y por ello voy dando tumbos,
no creo que apostar por mi pueda,
¿acaso lo harías tú?
Tres puertas se cerraron
y ninguna ventana a la vista.
La puerta del corazón suena y nadie llama,
la puerta de la cabeza se aleja y esconde las llaves
y la puerta del tiempo se escapa entre mis dedos.
Nadie quiere bajar la cabeza en tiempo de ventanas,
nadie quiere cuidar cuando puedes cambiar,
nadie regala silencios cuando cualquiera te puede hablar
y nadie se queda con una puerta rota
cuando por una ventana puedes escapar.
Me da miedo pensar que mientras disfrutas de la brisa de la ventana
mi puerta se cerrará.
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