jueves, 28 de junio de 2012

Tetas de colegiala

Lamerse las heridas ya no servía para aliviar aquel terrible dolor, la cerveza no era capaz de ahogar aquel lastre que llevaba conmigo el suficiente tiempo como para que sus marcas internas fueran visibles, los recuerdos se agolpaban por las noches en mis sueños. Aquellos recuerdos maravillosos reptaban del submundo del subconsciente para aparecer en forma de pesadilla. De la posible gloria alcanzada en el pasado solamente quedaban cenizas que me amargaban el sentido del gusto. Aquel éxito pasado me había vuelto arrogante, me vi como un faraón cuando en ningún momento dejé de ser un esclavo que azuzado por el látigo del capataz se arrastraba en pos del beneficio de un ser más grande que yo. Mis quince minutos de gloria me habían dejado un poco de dinero del que apenas me quedaba para subsistir unas semanas, algunos conocidos en el mundillo y un terrible dolor en las manos de intentar aferrarme a un escalón muy por encima del mio.

Tuve que dejar de enviar mis escritos por medio de cartas a mi editor para ahorrar y me pasé al correo electrónico, algo a lo que siempre me había negado. Incluso probé enviando algunas cosas a otras editoriales y siempre con respuesta negativa. Estaba empezando a notar la presión económica y mis escritos no conseguían emocionar a nadie. Algunas de las mujeres que habían venido a mi apartamento durante la época de presentación de mi primer y único libro ya no contestaban a mis llamadas. El autor de "Cerveza en los muslos" se había esfumado del mundo de la creación por la puerta de atrás y sin hacer ruido. Miraba cada día mis antiguos escritos, releí mi novela hasta seis veces y dedicaba a mis escritos la mayor parte de mi tiempo para seguir recibiendo respuestas negativas. No me iba a rendir. Probé con la poesía, respuestas negativas. Probé con el ensayo y el teatro para seguir recibiendo respuestas negativas. Mi editos en cada respuesta encontraba diferentes para rechazarme, sugerencias para inspirarme y me explicaba lo duro del mundo editorial en estos tiempos. Los duros tiempos habían llegado para mi, me alimentaba de cerveza barata y chocolate. Durante la mayor parte de la creación de "Cerveza en los muslos" me había alimentado de chocolate y creó esa superstición en mi, el poder del dulce se esfumó.

Me llegó un mensaje de mi editor, una compañía preguntó por mi para hacer un guión, leyeron mi novela y creían que era el perfil de escritor que necesitaban para su película. Durante un momento pensé que la suerte me comenzaba a sonreir. Continué leyendo y pude observar que era una empresa de cine para adultos y que estaban interesados en que hiciera el guión para una película erótica en un internado de mujeres. Tuve que leer esta parte varias veces con incredulidad, ¿estaban en serio? Llamé por teléfono a mi editor para confirmar la oferta y me dijo que estaban totalmente en serio y que si aceptaba la propuesta llamara al número de teléfono de la carta para concertar una entrevista, firmar el contrato y recibir el primer pago. Pagaban bien pero no me apetecía acabar haciendo diálogos infantiles para justificar escenas sexuales entre una alumna y su profesor. ¿Profe, como he suspendido puedo hacer recuperación oral? ¿Profe, lleva el borrador en el bolsillo o se alegra de verme? Necesitaba dinero y llamé. Me dieron una dirección a las afueras de la ciudad y la hora de la reunión bien temprano por la mañana.

Cuando llegué al despacho del dueño de la cinematográfica, me quedé sorprendido al ver a un chaval de apenas treinta años dirigiendo ( por lo que pude ver en internet ) la cinematográfica más potente de cine para adultos del pais. A su lado había un hombre calvo, obeso, con gafas de sol y una barba espesa como la que yo siempre me quise dejar y nunca pude debido al vello de púber que siempre tuve. Desde el primer momento hablaron de lo contentos que estaban de poder contar conmigo para el proyecto más importante que iban a emprender. Querían conseguir una película en la que iban a reunir al mejor elenco de estrellas y la mejor dirección para crear una película biográfica para adultos. Se disculpaban por haberme dado datos incorrectos en la carta, pero el tema de las filtraciones de ideas estaba a la orden del día. El proyecto parecía más grande que una simple película para pajilleros, cuando les pregunté el personaje al cual iban a pasar a la pantalla mi sorpresa no pudo ser mayor. ¿A mi? No, no puede ser. Tampoco me podía creer el sueldo que ofrecían. Acepté, el plan era hacer ocho escenas que repartiría como yo quisiera entre momentos de mi vida, que yo debería crear la ambientación y la conversación hasta el momento sexual o hasta donde viera conveniente. Debía entregar todo en menos de dos meses e ir informando semanalmente de mis avances y en el contrato se incluía que debía de estar durante las grabaciones y selección de actores para que opinara en todo momento. Mi novela había impresionado a aquel directivo que apenas tendría dos o tres años más que yo.

Me puse con la primera escena, quise relatar una escena de mi instituto tras un breve resumen de mi infancia, apenas empezara con el diálogo sobre mi primera relación sexual en los baños de mi instituto cuando llamaron a la puerta. Si algo extraño podía suceder era la aparición de Natalia, en cuanto empezaron a irme mal las cosas cogió todo lo que pudo y se fue del piso dejando una nota y algunas de sus prendas en el armario.
-¿Interrumpo algo?
-Estaba con un proyecto...
-¿Tú? El otro día estuve con algunos de tus amigos de la editorial hablando y algunos dicen que estás acabado.
-Pues entonces deja a este acabado y lárgate.
-Vine a ver qué tal estás.-Colocó su cuerpo entre la puerta y el marco para que no lo cerrara.-¿Estás bien?
-Estoy con un proyecto trabajando.
-¿Te impide eso tomar algo con una vieja "amiga"?
-Pasa.
-Esto está hecho un desastre.-Entró evitando pisar cualquier cosa que dejara por el suelo, envoltorios de chocolate, latas de cerveza, ropa usada; aquello convertía el suelo de mi apartamento en un divertido juego para evitar toda la porquería. Finalmente se sentó en mi silla delante de mi portátil.-¿Este es el famoso proyecto? ¿Puedo ver de que trata?
-Mejor no, todavía no...
-Esto parece tratar sobre ti... Esta chica del instituto que nombras, ¿no fue tu primera novia?
-Si, deja eso mejor.
-¿La de las tetas de colegiala?
-¿Puedes dejarlo?
-No está mal, pero le falta chispa, ¿tienes algo de beber?
-Cerveza, ya traigo dos de la nevera.
-Perfecto.

Nos sentamos como en los viejos tiempos a leer mis escritos y ella se reía de mis errores mientras yo le recordaba lo mucho que le gustaban esos errores cuando se los escribía a ella. Acabamos en la cama, ella encima mia como en los viejos tiempos, yo con la película y la escena en la mente, borracho, subí mis manos por su cintura y apreté ambos pechos. "Estos son unos buenos pechos de colegiala".