Me convertiste en el humo de la vela apagada
y me sentí como el calzado al llegar a casa,
jugaste con los dados del tiempo
tú te vas fuerte y yo me miento.
Estoy en el día uno con la voz quebrada
camino hacia un día donde no duela nada,
acabaré olvidando el día que no me remueva las entrañas
porque yo no sé cuánto valgo pero nuestra amistad ya no vale nada.
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