Me encuentro en medio de una multitud con una cremallera en cada uno de mis antebrazos. Me muevo entre las personas cual submarinista intentando llegar a la superficie. Atravieso la multitud y allí estás tú. Tal cual la última vez que te vi. Sonríes y vuelvo a sentir esa sensación de los primeros rayos de Sol tras el invierno en mi pecho. Camino con los brazos abiertos para abrazarte. A escasos centímetros me frenas. Agarras ambos tiradores de las cremalleras y los deslizas por los dientes de las mismas para abrirlas. Antes de que pueda decirte algo miles y miles de mariposas brotan de mis antebrazos abiertos de par en par. Una nube gigante de mariposas de todos los colores te cubre hasta tal punto que dejo de verte. Me angustio y espero a que las mariposas se disipen volando por el cielo. Ya no estás. Mis brazos abiertos esperando un abrazo. En mi ya no queda nada. A mis pies una margarita. Tengo que creerme que sin ti todavía hay primavera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario